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viernes, 21 de mayo de 2010

SEGUNDA LISTA DE BLOGS DE EDUCACIÓN CATÓLICA


A continuación presento una segunda lista de BLOGS de Educación Católica, les invito a visitarlos y conocer los recursos y subsidios que ofrecen para nuestro trabajo pastoral.
Estoy seguro que será de gran utilidad y podrán conocer el trabajo de pastoral educativa que se ofrece en otras partes del mundo. Felicidades y muchas bendiciones a todos aquellos docentes que se animan a compartir sus experiencias pedagógicas y dan testimonio de su fe en Cristo y en la Iglesia.
No olviden sugerir nuevos BLOSG y PÁGINAS WEB para una futura lista. Enviar los enlaces para su difusión.

Para acceder hacer clic en los enlaces:




 


 




 

1 comentario:

Comunidad Educativa José Manuel Estrada dijo...

Domingo 3 de octubre de 2010 - 27º durante el año



Este sábado y domingo se realiza la 36º Peregrinación Juvenil a pie a Luján. Miles y miles de jóvenes participan de una verdadera fiesta de la fe, una fiesta de la vida, una fiesta de nuestra patria. Pedimos a la Virgen Madre por una patria sin excluidos por la pobreza, por la violencia, por la inseguridad, por la falta de valores que azota a nuestra juventud, a nuestra sociedad; le pedimos a María por la familia, por las instituciones, porque Ella, como Madre que es, nos escucha, nos cobija en su manto como a hijos para que aprendamos -de una vez por todas- a tratarnos como hermanos.

Evangelio según San Lucas 17,5-10 (ciclo C)

“¡Señor, aumenta nuestra fe!”

Como siempre, el Evangelio nos ilumina, nos enseña, nos nutre, nos alimenta, nos invita y nos ayuda a tomar posición y a encarnarlo en nuestra vida.



El pecado: cuando alguien ofende, pero pide perdón por ello, se lo debe perdonar. Uno cree que lo que le está diciendo es la verdad, cree que le está pidiendo perdón y no tiene derecho a dudar de ese pedido y tiene que perdonar aunque se reitere en la falta, en el error, en la omisión o en el pecado. ¡Tenemos que perdonar porque muchas veces nosotros también somos perdonados! Eso es tener “entrañas de misericordia”



Hay algo central en este Evangelio: vivir y pedir al Señor que aumente nuestra fe. Vivir la fe no significa simplemente hacer cosas de acuerdo a las costumbres de la fe. Por ejemplo: si yo creo que porque celebro la Misa, porque voy a Misa, porque rezo, tal vez porque rezo el Rosario, ya soy una persona de fe; pero la fe no es algo estático, la fe es la confianza indeclinable y absoluta con respecto a Dios. La fe siempre está en acción y nos mueve de acuerdo a lo que Dios nos está pidiendo.



Todos nosotros somos pobres y como tal tenemos que pedirle al Señor que aumente nuestra fe, para tener el convencimiento de contar con la presencia y cercanía de Dios. Porque el peligro está en que, cuando uno hace alguna cosa, cree que “ya cumplió” y ese “cumplimiento” puede significar que estoy cumpliendo y estoy mintiendo.



Cuánta gente dice: “¡cómo me gustó la Misa, qué linda!”; pero, ¿por qué “qué linda”?; ¿porque me siento yo agradable o porque me conecto con Dios? La Misa no es “linda”, es el encuentro hermoso o bello. No es “lindo”, porque lo lindo es una reducción de lo que significa algo más profundo que es el encuentro vivo con el Dios verdadero.

A veces uno puede engañarse, autosugestionarse, “sentirse bien”. Pero para eso voy a un espectáculo, a un cine, a un teatro, a una ópera, y “me siento bien”, pero no necesariamente es un encuentro de fe. De allí que siempre hay que pedirle al Señor tener un encuentro de fe.



En segundo lugar: ¡hay que perseverar!, porque la fe nos lleva a reconocer la presencia de Dios en cada momento. Y cuando uno tiene paciencia, persevera en la fe y vive esa fe en serio.

Y cuando vive en serio esa fe ¡no se apropia!

¡Somos simples servidores!

¡No me apropio!

¡Hago lo que me corresponde!

¡Hago lo que tengo que hacer!

¡Es un honor poder hacerlo!

¡Sirvo a la Iglesia!



Soy obispo, sacerdote, cristiano: hago lo que tengo que hacer. Estoy en este mundo y en la Iglesia, para hacer lo que tengo que hacer, ¡soy un simple servidor!, ¡no me puedo apropiar!, ¡no me puedo enorgullecer! Es evidente que cuando uno tiene fe, no se apropia y se da cuenta que es un simple servidor.



Queridos hermanos, pidamos al Señor, por medio de la Virgen, que aumente nuestra fe para que siempre vivamos con esa confianza plena en el Señor, que vivamos con alegría, con disponibilidad, con generosidad y que nunca nos apropiemos del don.



Mientras estemos en este mundo el don seguirá siendo don. No nos apropiemos sino que vivámoslo intensamente.

Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén